OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

martes, 24 de abril de 2007

UN MUNDO SEGURO ¿SEGURO?



El bien más preciado de una sociedad democrática es la libertad. Pero no hay libertad sin seguridad individual.

Necesidad de seguridad
Sobrevivir es un instinto animal. La búsqueda de seguridad personal ya era innata en los humanos más primitivos según nos explican los arqueólogos. Eran tiempos en que sobrevivir no era fácil.
Los humanos modernos no podemos conformarnos únicamente con sobrevivir, hemos de aspirar a vivir una vida plena y digna, una vida Humana.

Hay dos fuentes principales de inseguridad
La Naturaleza que con sus sobresaltos periódicos en forma de epidemias, terremotos, inundaciones y demás catástrofes, nos recuerda que a pesar de nuestra soberbia tecnológica nos puede aniquilar de un plumazo.
Los humanos, somos el origen del resto de riesgos que nos pueden afectar como robos, crímenes, guerras, terrorismo, etc., etc., etc.

Somos insaciables
Desde que hemos ingresado en el selecto club de países ricos, nuestras necesidades de seguridad han aumentado de forma notable. Planetariamente hablando somos unos privilegiados, hasta nuestros pobres lo son aunque suene fuerte decirlo. Y Tenemos miedo al futuro y a sus cambios que nos pueden hacer perder el bienestar que con tanto sacrificio hemos alcanzado.
Nuestra intención última es crear un mundo en el que todo esté regulado y controlado, sin lugar para imprevisiones, ni riesgos. La aventura será una opción marginal de unos pocos locos. Este mundo, si existe, será cualquier cosa menos natural.

Cuanto mayor es nuestro nivel de vida, mayor es nuestra exigencia de Seguridad y Comodidad, no aceptamos correr riesgos. Contratamos todo tipo de seguros, exigimos que nuestra capacidad de consumo y nivel de vida sea creciente pero que no nos afecten delincuentes, terroristas o mendigos.
Llegamos al extremo de exigir al Gobierno que despeje puntualmente las carreteras para que fenómenos naturales, como las grandes nevadas, no impidan nuestra vida diaria. Parece exagerado ¿no?
¿Y si pudieras asegurarlo todo? (eslogan publicitario de una Aseguradora)

Somos vulnerables
Una paradoja de nuestro tiempo: cuando tenemos la esperanza de vida más alta de la historia (unos 80 años) es cuando nos sentimos más vulnerables.
Por el contrario nuestros delincuentes o terroristas tienen muy poco que perder y para muchos la cárcel o la pérdida de la vida es una situación asumida que no les asusta demasiado.

Somos contradictorios
Observo con perplejidad que nuestras exigencias al Estado para conservar nuestra preciada vida no son igual de intensas para todos los riesgos. Si frente a la amenaza terrorista nuestra reacción en demanda de mayor Seguridad es máxima ¿por que no ocurre lo mismo frente al riesgo, estadísticamente mucho más probable, de que muramos por cáncer o cualquier otra enfermedad generada por la polución o el Cambio Climático? ¿Qué decir de la plaga de los accidentes de tráfico?
"El 25% de la mortalidad en el mundo es atribuible a factores ambientales (contaminación del aire, alimentos con residuos tóxicos, cambio climático, etc.)". Así lo ha señalado la directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud, María Neira en El Mundo el pasado 28 de marzo. (
http://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2007/03/2417)
Las 35.000 muertes en Europa por la ola de calor del verano de 2003 pueden ser un dramático aviso.
¿Y nosotros qué hacemos?


Saber para qué se vive
En nuestra cultura el pánico a la muerte está muy extendido. Apenas queremos recordar que (afortunadamente) somos mortales. Pocas personas parecen asumirlo sin temores innecesarios. La realidad es que la vejez, con todas sus hipotecas, parece mucho más terrible que la muerte.
El secreto de la existencia humana, decía Dostoiewski, “no consiste solamente en vivir, sino en saber para qué se vive”.
Siempre y en todo es importante el para qué, es lo que da la perspectiva y la profundidad a la vida, es la verdadera dimensión humana, es lo que nos hace grandes, lo que nos distingue de las bestias (Pablo Mier y Terán)

La vida, la verdadera Vida, es riesgo. Riesgo de nacer con alguna disminución, riesgo al rechazo cuando expresamos nuestros sentimientos a la persona amada. Riesgo de accidente al circular en coche, riesgo de fracasar al crear una empresa, riesgo del alpinista a morir en la montaña, riesgo al paro si nuestra empresa cierra, riesgo a la enfermedad, etc.
Desde que naces tienes riesgo de morir. Cuanto más vives la vida con intensidad, más riesgos corres. Si no sales de casa, no te atropellará un coche. Si no tienes pareja, ni hijos ni amigos, no tendrás problemas con ellos. ¿Qué recordarás con satisfacción cuando la muerte se acerque a visitarte? lo mucho que viviste o las cosas que nunca te atreviste a intentar.
Una vida predecible, sin riesgos, ¿será vida?

Intentemos ponernos de acuerdo
Vamos a intentar ponernos de acuerdo aunque solo sea parcialmente. Creo que todos estamos de acuerdo de que necesitamos sentirnos suficientemente seguros para poder llevar una vida normal.
En lo que ya no habrá un acuerdo tan general es sobre “cuanta” Seguridad necesitamos. No es el tema. Vamos a intentar ponernos de acuerdo en “como” conseguirla.

Lo primero, referido a cuanta Seguridad necesita cada uno, es una opción totalmente personal sobre la que no tiene sentido debatir. Como se suele decir: “el miedo es libre”. La exigencia de seguridad suele aumentar con la edad. Los casos extremos podrían considerarse como miedos o fobias patológicas.

Respecto a lo segundo, como conseguir ese nivel de Seguridad, vamos a intentar razonarlo con sentido común y sin recurrir a las habituales opiniones de expertos, por innecesarias.

El aumento de nuestra Seguridad no depende ni exclusiva ni principalmente del aumento de la Vigilancia, esta es un ingrediente más.

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