OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

viernes, 20 de abril de 2007

VIDEOVIGILADOS, VIDEOENGAÑADOS


La polémica
Por lo que vamos comentando, el tema de la videovigilancia levanta pasiones encontradas, como un buen partido de fútbol entre los eternos rivales. Empezaremos con algunos titulares de prensa para encuadrar la polémica:

· Creado un sistema de videovigilancia que reconoce 100.000 rostros en 1,4 segundos
· La policía británica controlará millones de coches cada día con cámaras de seguridad. Se calcula que en Gran Bretaña hay instaladas 4,2 millones de cámaras de vigilancia y que cada que cada británico es grabado cada día alrededor de 300 veces. (Esto se debe en gran medida a las amenazas del IRA. El elemento psicológicamente clave fue el asesinato en 1993 del bebé de 2 años Jamie Bulger por dos niños de 10 que fueron atrapados gracias a una cámara de vigilancia)
· Más de 5.000 cámaras vigilan zonas públicas y privadas de Zaragoza
· Detención de un presunto violador la semana pasada en Barcelona gracias a las grabaciones de la videocámara de un banco.
· El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid constata que las 26 cámaras de vigilancia de la Plaza Mayor cumplen la ley. Un tercio de madrileños acepta la videovigilancia.
· El Ayuntamiento de Málaga exige al Ministerio del Interior que destine agentes a la videovigilancia. Diversos sindicatos han denunciado que ningún miembro policial controla las pantallas. Los policías no han recibido ningún curso de formación sobre el manejo del sistema.
· ¿Cámaras o patrullas? Los alcaldes catalanes se dividen entre la videovigilancia o una mayor presencia policial. ¿Quién pagará el alto coste de la videovigilancia?

La realidad es que empezamos a vivir en una sociedad hipervigilada por cámaras de videovigilancia situadas en cualquier rincón.

Justificación de la videovigilancia
Unas cámaras se justifican por el control del tráfico, otras por el control de accesos a edificios, otras para que no se cuelen en el transporte, otras por Seguridad.
Unas cámaras son colocadas por nuestras autoridades bajo el control de la policía, mientras que otras lo son por empresas varias o incluso por particulares ya que el coste empieza a ser muy asequible. El resultado es una sociedad sobrevigilida por miles de ojos que en su mayoría graban nuestra vida diaria en múltiples lugares.

Estas son algunas frases referidas a la videovigilancia:
· “Esas medidas de "Seguridad" son de cara a la galería y no valen para nada. No debemos creer que la solución al terrorismo o a la delincuencia es tecnológica”
· “¿Cuánto más segura es mi sociedad por una cámara más?”
“Las nuevas tecnologías de seguridad no deben hacer olvidar lo fundamental: que haya policía suficiente y que la justicia castigue a los delincuentes”
· Una cámara en el metro sirve para aumentar la Seguridad, pero también puede utilizarse para ver qué periódico leo y desvelar mi orientación política. Igual no me apetece y me afecta que la empresa municipal sepa a quién voto. O que la videocámara que vigila la entrada de un banco grabe también mi portal, que está enfrente. Ellos tienen derecho a garantizar su seguridad, pero no a grabar cómo y con quién entro y salgo de mi portal".
· Filmar las personas constituye una gran fuente de información. Por ejemplo, facilita conocer el impacto de los productos colocados en el escaparate o expuestos dentro del comercio como parte del marketing. Si además se graba la voz, la información es mucho más valiosa.
· “No te puedes obsesionar y blindar la casa porque eso no es vida” “En los cinco años que llevo viviendo aquí (en Can Trabal, barrio de Sant Cugat) no he visto nunca un coche de policía patrullando en esta zona”. Afirmaciones de una victima de robo silencioso.
· Lo verdaderamente preocupante es que pueda producirse una utilización ilegal de las grabaciones, algo de lo que nadie está a salvo, reconocen los expertos. Este peligro es el más temido incluso por aquellos ciudadanos que apoyan este tipo de prácticas por motivos de Seguridad.
· “A mí me da igual, total no tengo nada que esconder”
· «El derecho a la Intimidad no es absoluto, como no lo es ninguno de los derechos fundamentales» (Tribunal Constitucional)
· “Preferimos perder privacidad y ganar seguridad”
· “La gente que se queja y no quiere cámaras es porque algo tiene que esconder”

La polémica entre partidarios de colocar cuantas más cámaras mejor y opositores está servida.
La principal justificación para los partidarios de este sistema es el inmediato aumento de la seguridad. Son personas que prefieren sacrificar su Intimidad si con ello aumenta su Seguridad. Tienen toda la razón. Me atrevo a pedirles una reflexión: Con el aumento de la videovigilancia se producirá una disminución de su Intimidad que al principio no les preocupará pero con los años, al aumentar la vigilancia, la disminución de la Intimidad alcanzará lógicamente un límite inadmisible, para entonces cuando quieran reaccionar, la situación no tendrá vuelta atrás. Todos tenemos un límite, mayor o menor, para mantener un mínimo de Intimidad y de Libertad.

La principal objeción de los opositores es que supone un ataque frontal contra nuestra Intimidad. También tienen razón.

¿Todos tienen razón? Bueno, no todos. Además de los sufridos ciudadanos enfrentados en la polémica están nuestros políticos, asesorados por los vendedores de las empresas de Seguridad. Un castizo diría: se han encontrado “El hambre con las ganas de comer”. Los políticos que ven como se les dispara la nómina de la plantilla de policías y las empresas de Seguridad que vislumbran un negocio muy prometedor vendiéndoles la solución.

Pero plantear a la gente que no tiene más opción que elegir entre Seguridad e Intimidad es un disparate o una trampa. Es como cuando se pregunta a un niño que a quien quiere más, a Papá o a Mamá.

Si solo nos dieran la opción de colocar cámaras en las calles o que nos atraquen y den un navajazo para quitarnos el dinero, todos elegiríamos, yo el primero, las cámaras. Pero creo que ese planteamiento es demagógico.
Si os fijáis no está en discusión el aumento de la plantilla de policías o una mayor eficacia de la Justicia, se da por hecho que no es posible, por tanto hay que aumentar las ayudas tecnológicas y la vigilancia privada.

Mal vamos si el estado democrático no puede garantizar la seguridad y la libertad al mismo tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No me gustaria que la alternativa fuera una fuerte presencia policial. Creo que la presencia de la policia deber ser discreta, sino seria otro elemento que ayudaria dar un carácter de militarización a nuestra vida ordinaria. Seguro que hay medios para aumentar la eficacia de la policía que no sea la invasión de la calle por la misma.
Un punto interesante que se cita en el comentario es el aumento de medios de los jueces. En este campo sí hay un gran margen de mejora. Una justicia eficiente, cuanto está tan lejos de serlo, sería una gran arma a favor del respeto a las reglas de convivencia, del temor al aparato represor contra el crimen, con la garantía que supone el control judicial, quien impone las reglas a los ciudadanos y posibles criminales e impone las reglas a las fuerzas del estado, para que no sean éstas las que se conviertan en una amenaza a la convivencia.

artesano dijo...

Estoy de acuerdo, una masiva presencia policial puede convertir nuestra sociedad en un cuartel y ser inutil por si sola para mantener la convivencia.
La lucha EFICAZ contra la delincuencia requiere de un buen coctel de medidas, punitivas para desanimar o apartar a los delincuentes, sociales para evitar su origen.