OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

sábado, 22 de diciembre de 2007

RESPETO A LAS DIRECCIONES DE COORREO ELECTRÓNICO

Hoy Quim Monzó en La Vanguardia, con su habitual tono desenfadado nos recuerda que si somos poco cuidadosos al remitir un correo a varias personas, podemos dar a conocer este Dato Personal a personas que no deberían saberlo.
Tiene fácil arreglo al escribir las direcciones y es una clara manifestación de la falta de cultura de la Privacidad que nos envuelve.
El artículo:

De una sola tacada me acabo de hacer con las direcciones electrónicas de Joaquín Leguina, de Miguel Indurain, de Almudena Grandes, de Edu Soto, de Fernando Trueba, de Manuel Delgado, de Jordi González, de Pío Cabanillas, de Carmen Posadas, de Inka Martí, de Montserrat Nebrera, de El Roto, de Andreu Buenafuente, de Elsa Anka, de Sergi Barjuan, de Enric Masip, de Carme Ruscalleda, de Jorge Wagensberg, de Máximo Pradera, de Lluís Maria Güell, de Julio Llamazares, de José Corbacho, de Carmen Alborch, de Juan Manuel de Prada, de Alfredo Urdaci, de Santi Millán, de Risto Mejide, de Toni Bolaño, de Sánchez Dragó... Y de 401 otros personajes conocidos más, que no incluyo por falta de espacio. Ahora ya tengo sus direcciones privadas para lo quemeapetezca hacer con ellas.

Claro que, en justa correspondencia, todos ellos se han hecho con la mía. ¿Y cómo ha sido eso posible? Pues porque Julia Otero y, en su nombre, Carmen Ollé han tenido a bien enviar una felicitación navideña por e-mail. Una felicitación con una frase de esas que quedan tan bonitas cuando no se quiere decir nada concreto: “La Navidad no es una fecha... es un estado de la mente”. Es de Mary Ellen Chase, que en paz descanse. (Una frase en la línea de aquella otra que aparece en las botellas de Bombay: “Gin is a state of mind”.) Debajo de esas palabras, el deseo de felicidad del equipo del programa de Otero en Onda Cero (y perdón por la rima): “Felices Fiestas os desea Julia Otero y todo el equipo de Julia en la Onda¡¡¡¡¡” Así tal cual: sin signo de exclamación de apertura y, en vez del signo de exclamación de cierre, cinco de apertura. Dabuten.

Pero todo eso son menudencias. El caso es que han puesto a la vista las direcciones de las personas a las que han enviado la felicitación: en la casilla del “para” y no en la del “c/o” (copia oculta). Y no será que no se ha repetido mil veces que las normas básicas de urbanidad que seguir en la correspondencia electrónica dictan que, al enviar un e-mail a diversas personas, nunca se envíen las direcciones a la vista de todos. Las direcciones (incluidas las de correo electrónico) son privadas. Por eso sólo las hacen públicas los (y las) incompetentes. Por eso, allá por febrero o marzo, multaron por primera vez a una persona que se saltó la ley orgánica de Protección de Datos (LOPD) al caer en esa práctica aberrante. La multada era también una señora –de siglas A.G.S.– que envió un e-mail promocional de una empresa de telefonía móvil: con 42 direcciones electrónicas a la vista. Teniendo en cuenta que en el e-mail de Julia Otero las direcciones a la vista son 430 –más de diez veces las que había en el de A.G.S.– no hay que descartar la posibilidad de que, en su caso, el puro sería diez veces superior y quizás incluso llegaría al máximo de 60.101 euros que la ley prevé. Pero, bueno, hagamos honor a estas fechas, dejémoslo estar y feliz Navidad a todos (Julia Otero incluida).

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