OBSERVATORIO DEL DERECHO A LA INTIMIDAD Y AL LIBRE ALBEDRÍO

domingo, 4 de octubre de 2009

FANTASÍAS TERRORISTAS

La Vanguardia de hoy publica una pequeña noticia que puede pasar desapercibida entre sus 76 páginas más suplementos dominicales. En la sección de Internacional, Francesc Peirón, corresponsal en Nueva York, bajo el título ¿Amenaza o fantasía terrorista? Nos aporta una interesante información acerca de la propensión de algunos gobernantes a “fabricar” intentos de cometer graves atentados que son evitados en el último momento al detener a sus autores después de intensas investigaciones. Estas noticias que aparecen con grandes titulares en toda la Prensa, tienen dos efectos inmediatos: demostrar la eficacia de la policía y del Gobierno y mantener a la población sometida a un elevado nivel de miedo que permita mantener o ampliar la legislación que recorta más y más los Derechos de los ciudadanos.

Como no es posible el acceso libre a la noticia, me permito la libertad de reproducirla:
Su voz ni siquiera se oyó en el tribunal de Brooklyn. Él, el centro de las miradas, se mantuvo imperturbable, pese a la solemnidad del escenario, bajo el blusón azul oscuro carcelario. Se limitó a intercambiar unos susurros con su abogado y, por un segundo, dejó escapar una sonrisa. El es Najibulla Zazi, la última imagen suprema del mal, el hombre que, presuntamente, quería conmemorar el octavo aniversario del 11-S con otra masacre, esta vez al estilo Londres o Madrid.
La vida en Nueva York ha continuado con total normalidad estos días en que desde los informativos hasta los tabloides y la prensa más rigurosa han asegurado que esta vez sí. Que esta historia tenía detrás una amenaza destructiva seria; no como en otras ocasiones, en las que había más de autobombo que de peligro.
Sin embargo, la comparecencia de Zazi, de 24 años, ex residente en Queens y conductor en el aeropuerto de Denver hasta el 19 de septiembre, cuando le detuvieron, no ha despejado las dudas. Y no precisamente porque él no ejerciera el papel esperado, el de declararse inocente. Ocurrió el pasado martes. "No culpable", respondió su defensor, Michael Dowling, tras escuchar los cargos.
EI fiscal JeffreyKnox, acababa de referirse a "una conspiración internacional" de la que Zazi era el cabecilla, hombre preparado para elaborar "bombas de destrucción masiva" –expresión textual- después de su paso por un campo de instrucción de Al Qaeda en Pakistán.
Durante su alegato, Knox afirmó que se buscaba a otras tres personas, los supuestos colaboradores en el complot, de los que no se ha sabido nada más. "Las voluminosas pruebas –subrayó- no se pueden presentar abiertamente en este tribunal, sino en una sala de seguridad". Lo único que ha trascendido son unas imágenes de Zazi en un supermercado comprando productos de belleza que llevan componentes químicos. "Es posible decir que con eso se pueden fabricar bombas, pero son productos accesibles, no son ilegales", replicó el abogado Dowlihg. El defensor pidió que se deje de hacer juicios paralelos. "El Gobierno ha de demostrar algo más -insistió- para hablar de conspiración. No he visto ninguna prueba de acuerdo entre el señor Zazi y cualquier otro ciudadano para sostenerlo".
Karen Greenberg, directora del Centro de Ley y Seguridad de la Universidad de Nueva York, comentó que este casó "parece ser otro más de los que las fuerzas de seguridad mantienen que sucederá pero nunca sucede". Su escuela ha estudiado todas las alarmas desde el 2001 y "la gran mayoría" se han revelado "fantasías terroristas". Greenberg matizó, sin embargo, que en el asunto Zazi aparecen ingredientes que lo hacen más creíble. "Las afirmaciones del Gobierno han sido más prudentes".
Mientras Zazi sigue en prisión, a la espera de otra vista, el 3 de diciembre, el responsable de la policía neoyorquina, Raymond Kelly, asevera que no hay prisa por hacer nuevas detenciones. La amenaza se ha desarmado.

Para ampliar la opinión de Karen Greenberg.

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